Blanco a la cal
Blanco a la cal
¿Qué hacen un tuerto alcohólico y un estrábico con vértigo en la cornisa? Se preguntó Dios, o un vecino, esa mañana de verano. Antes de que pintaran el techo, con escobas viejas, bajo la luz cegadora del cielo.
Un fuego
Ahora que se pierde en la maleza, que el humo de la quema le enjambra los pulmones, lo hace lagrimear, cerrar los ojos, hasta el último chispazo que se extingue en la ceguera, apoya en una horquilla el peso de su cuerpo, un viejo cuerpo ilusionado.
Motivos
Los cardos sin flor, el yuyal y esta huella de tierra que se pierde como un hilo en la palma de una mano dan ganas de seguir respirando este aire frío y seco. Porque es terrena mi buenaventura.
La humildad nunca es elegida
Ahora
que el sol
quema
en el porlan
me mandan
a la sombra
del galpón.
Qué nítidos
se ven
los demás
desde lo oscuro.
Cómo se mueven
de una lado
a otro.
Qué ganas
ciegas
de vivir.
La vida no es algo personal
Tenés todo el rostro cubierto de gotitas
aunque sigas echado en la penumbra
de la parra con el diario
entre la manos
cuando te quito los anteojos de carey.
Tenés todavía los ojos abiertos: son celestes
casi transparentes como los ojos de un muerto
pero apenas te has dormido leyendo
a plena luz del día:
tu mirada no esconde algún secreto.
Has abandonado a la familia simplemente
nos has dejado atrás
con nuestros fantasmas y resentimientos.
Te has vuelto un cuerpo débil sin recuerdos
apenas una casa
donde habita el amor.