
Una luz celeste
Terrestre
El viejo apuntala los tomates que se quieren caer. Luego arrastra sus pies sobre la tierra. Deja correr el agua de los bebederos. La vieja se inclina y arma alboroto. Casi distraída, acogota una gallina. Me han mandado a recoger los huevos en un cesto de mimbre. Detrás del tapial, la mujer más joven de la casa arranca el motor de la chata. Saca la cabeza por la ventanilla. Grita para espantar el miedo del mundo. Así se fragua, palmo a palmo, nuestra vida. ¡Alguna vez acabaremos el mundo!
Al alba
Se pisa la tierra. Se respira el aire. Un viento húmedo espabila la mente. Un corazón cargado de recuerdos. Las palabras nunca alcanzan. En momentos como éste, se tiene necesidad de todo. Y no se necesita nada.
Un centelleo de hermosuras
Todo vibra en la huerta abandonada. Una caña, un murmullo, un zumbido. La claridad lechosa de la tarde. Nos confunde. De milagro, la memoria sigue viva.