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MALENTENDIDOS

Lecturas equívocas, interpretaciones erráticas de poesías dadas a publicidad…

Un poema de Alberto Muñoz

Catch

 

                                           A la memoria de Norberto Reynoso.

                                                                           El Caballero Rojo.

 

La bondad es el problema

 

no el sacrificio de la cara

detrás del hule

 

La bondad es el problema

 

el justo volando

por encima de las sogas

 

caer y ser visto

caer y dar pena

 

(los malditos siempre vuelven

a rompernos las piernas)

 

Así es la vida:

 

una tétrica máscara

en toda la cabeza

 

De La luz contra el centeno (Buenos Aires, Continente, 2013).

     El aliento antipoético (“Así es la vida”) también puede darnos un planto, el lamento resignado que arranca la última caída —la definitiva— de un ídolo de infancia, un experto en el arte “de caer y ser visto” que profesa la verdad enfática del gesto. Así se arriesgan versos como lances (sin puntuación) “a la memoria” de un nombre mal recordado o nunca bien conocido (es Humberto el luchador que siempre se mantuvo en el anonimato durante su carrera profesional), porque encarnó la máscara del “justo”. Vacío de interioridad, el héroe fue pura forma visible: “La bondad es el problema// no el sacrificio de la cara/ detrás del hule”.

     A quien habla en el poema, El caballero Rojo le hizo creer con sus vuelos “por encima de las sogas” que era posible alcanzar la inteligibilidad perfecta de lo real. El ring era un mundo que se llenaba de signos clarísimos en cada momento de la lucha y el luchador provocaba el placer de ver funcionar a la perfección la mecánica moral: “caer y dar pena”, una causa y una consecuencia. Porque en ese espectáculo excesivo que se volvía la representación del dolor, no importaba ganar sino hacer los gestos desvergonzados del propio dolor, que la pasión se volviera tan sólida como los cuerpos, aun el espectáculo intolerable de su impotencia: “(los malditos siempre vuelven/ a rompernos las piernas)”.

     En un mundo de emociones sin repliegues o sentidos parásitos, la vida podía alcanzar un sentido pleno como una naturaleza, cuando un dios rojo separaba con sus brazos y piernas el bien y el mal en un fulgurante acto de justicia.

     Diego Colomba

     Rosario, 26 de octubre de 2017.

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