MALENTENDIDOS
Lecturas equívocas, interpretaciones erráticas de poesías dadas a publicidad…
Un poema de Eduardo D'Anna
Escatología
Nadie disfrutará la eternidad
si no vive efímeramente:
si no siente que se repetirá
de manera infalible en cualquier cosa,
gracias a la simpleza
de su ser. De su simple
no ser. De su hablar cuando caen
al piso las palabras, aceitunas
sacudidas por alguien
que no mira. Es así,
vida eterna
no hay, hay vidas eternas.
De Las partidas (Córdoba, Recovecos, 2017).
El poema empieza y termina con sentencias que tienen algo de aforístico. La segunda y final pareciera la reformulación enfática de la primera. Pero, en situación, el poder de aserción de ambas se debilita por el juego de una efímera mente que se explaya, acoplando frases que lejos de reforzar una idea la enrarecen con su sintaxis paradojal. Todo el poema es una expansión ruinosa de la primera frase (los dos primeros versos).
La dudosa felicidad sonora de algunas palabras (“disfrutará”, “efímeramente”) se amalgama en la aliteración de efes y eres (sumemos “infalible”). Las palabras resbalan como carozos de aceitunas escupidos: las eses que proliferan refuerzan sonoramente el deslizamiento del cuarto al décimo verso, donde se concluye con un tautológico e irónico ─recordemos que el sujeto está reflexionando ambiguamente sobre la condición temporal de la existencia: “escatología” puede aludir a los desechos o la vida de ultratumba─ “Es así”. Hay muchas sutilezas en la aparente espontaneidad de la voz: por ejemplo, “vida eterna” con minúsculas, que sin embargo resuena hacia el final como un vocativo, o los recurrentes endecasílabos o heptasílabos que extrañan el aire coloquial del poema.
El impulso antipoético de D’Anna (el humor, lo coloquial, el gesto rupturista, la autocrítica) pareciera no tener lugar en un tiempo en el que los modos consagrados de hacer poesía han estallado. Sin embargo, en términos personales, le permite desmarcarse de lo que él mismo piensa tozudamente sobre la literatura, como historiador y crítico, para escribir una poesía vital.
Diego Colomba
Rosario, 12 de septiembre de 2018.